lunes, julio 02, 2012

Suspirando[le]

Quería contarle que sus ojos se encharcan con cada palabra absurdamente disonante. Porque aun no entiende. Quizás no deba. En realidad no entiende que nada debe entender. Y yo la miro profundamente en busca de su alegría, su sonrisa… allí están, no tan en lo profundo, pues buscan incansablemente salir a la superficie. Tironeo, peleo, flaqueo, pierdo y vuelvo a intentar. Ella me abruma… su fortaleza fastidiaría a cualquiera. Entonces en un vaivén de palabras, sostengo su mano, y su perfume me detiene el pensamiento… que sólo quiere contemplarla, ni recapacitar ni nada. Riendo. Mirar. Verla reír. Gustosa de que me guste estar con ella. Perspicaz con sus movimientos, sus roces. Por momentos su mente se aclara, sabe que debe continuar. Por momentos extraña lo inexplicablemente perdido. Siempre lo va a extrañar. Pero debe fosilizarlo en su corazón, para entender que hay personas que nunca vamos a olvidar. Aun así, sabiéndolo, hace un esfuerzo en el llanto, en la melancolía, por recordar olores, sensaciones… entonces vuelve a ponerse de pie y se dice “todo debe continuar”. Sólo hay un camino, y sólo tiene un sentido, no hay contramanos, no hay desvíos. Sólo hacia adelante. Y adelante no hay olvido. La vida y el olvido no son excluyentes. Hacia delante camina tambaleándose, enjuagándose los ojos… recogiendo los trozos de un corazón que está cansado de estar dañado, pero que tiene un latido infinito, cálido… de ese amor que nadie comprende, que no tiene explicación (que sólo existe en seres puros, esos que usted llama ángeles). Entonces le estaba contando, que siempre va hacia adelante [admirablemente]. Y allí estoy yo, extendiéndole mi corazón para que lo apretuje, para que lo cuide. Allí mis pestañas se encuentran sinceras de par a par. Intermitente entonces se acerca. Es lindo tenerla cerca. Intermitente como un colibrí, sus risas se pierden en llantos y sus sollozos se vuelven sonrisas. Así será por un tiempo. Ella lo sabe. Comprende mejor que nadie, sabe más que usted y que yo. Pero no quiero olvidar nada de ella. Quería contarle que sus ojos están en composé con sus manos, y su pelo combina especialmente con su boca. Me asfixio cuando me mira, es perturbador… me distraigo y evito lo inevitable. Perpetuo suspiro en mi interior… y entiendo que mi yo está en su tu y mi de mí ya no soy. Porque me abrazo a su cintura para olvidar el tiempo y la historia. Para olvidar mí nombre que tartamudea ingenuo y sólo piensa en pensarla. Ya no me pertenezco, es comprensible. Usted me entendería si la viera. Entonces no podría hablar más con usted y contarle, pues usted ya no sería usted, sería como yo… que ya soy de ella.