sábado, octubre 27, 2018

NO SÉ QUÉ /1


Me gusta aquel verso que dice sobremanera… y sigue, no recuerdo bien, diciendo que lo nuestro es para llorar, porque nos queremos, pero ahora se ve que el amor iba adelante, con las manos gentilmente. Algo así. Un poco ese recuerdo cavilante del olvido memorioso de vos, de tus gestos, acá cerca mío. Insisto que deberíamos. Pero levantas una ciudad entre nosotros. Texturas macizas, imposibles del encuentro. Malgastamos un no sé qué que no tiene nadie. Ni vos con tus manos, ni el insomnio con la duda del sueño. Sólo nosotros. Un no sé qué que rompe las reglas. Que concuerda con tu breve cintura, aquella que recuerdo como la arena de relojes pendulantes. Un no sé qué que desmorona lo conocido, lo supuesto, lo que creemos es de aquella forma (y no de otra). Creo que he perdido mi forma de amar, he perdido el tacto de tu piel ansiosa… esa ansiedad romántica que escondes, que dejas en penitencia en un rincón infructuoso de tu corazón (de vos que sos así… intensamente). Pero, quiero que sepas: sólo quiero mirarte. Ese no sé qué, te decía, que nos impulsa a un cotidiano irreverente. Distinto del cotidiano de todos: ese que desgasta, abruma, aburre. Una cotidianeidad dispareja que encierra una complicidad. Esa que es tuya y mía. Que conocemos bien, que nos ocasiona. Regreso, hago un panfleto… deberíamos, sólo quiero verte—así a tu lado, riéndonos. Retorno a ese no sé qué que zigzaguea entre tus piernas interminables y llega al infinito de un lugar innombrable. Un lugar nuestro, que a pesar de tu porfiada obcecación no rotulas. Tratas de olvidar. Pero algo tiene memoria, tus manos se concilian con tu pelo, con tu cuello—eso te invade, te perturba. Con vos y ese no sé qué que te saca de la rutina. Que te recuerda que la pertinaz vanidad del letargo no sirve entre nosotros… por eso sentís que algo sigue ahí, como cuando jóvenes, incluso antes de sabernos. Por eso sentís que el tiempo no paso. Que anteayer nomás fuimos, somos. Pero no. Fueron unos centenares de días que precedieron el ayer. Mucho tiempo para que pase esto… así, de esta forma—impetuosa. Te preguntas por qué. Y la respuesta se presenta banal a través de un razonamiento perplejo. Entonces decidís no olvidar para rotular. Cuando sepa qué es, cuando conozca el porqué, cuando le ponga un nombre… entonces ahí podré ignorarlo—te decís. Te repetís, te insistís. No contestes más. ¿Para qué?—te preguntas. Yo te contesto, con otro verso, que me viene a la memoria y se va. Te contesto, diciéndote que no pido mucho, solamente tu mano, tenerla… eso, tenerla. Un segundo conmigo y con vos para volver a mirarte, y poder renovar el recuerdo borroso de tus ojos, de ese movimiento que hacías con la mano que usabas como un rastrillo para acomodar tu pelo hacia un costado. Porque sabías que te quedaba lindo. Podes inventar mil excusas, podes seguir tu vida diagramada. Esa que es lo que es. Pero también podes jugar. Acomodarte en ese no sé qué y escuchar a tus manos, a tus risas, a esa que tenes en penitencia. Hacer auto-stop para viajar a lo recóndito, para alejarte del placebo de la trama. Ansiosa, terca… segura de vos, te recuerdo. No entro en el laberinto, te pido que salgas. Que derrumbes la ciudad. Que avizores la dulzura de un encuentro como final. Como partida. Como un tiempo que es solo nuestro. Con el amor que va por delante… al que ignoramos, y no nos importa. Sólo vos y yo con ese no sé qué.

sábado, mayo 04, 2013

Entre(ella) /1


Pienso entre dientes que permito el olvido como paso previo del instinto aterrador de buscarte. Como paso previo de arrancarme las pestañas y compararlas con las tuyas. Como un paso descuidado de arrogante grito que susurra entre tus piernas y tus miradas. Pienso entre sueños las huellas de aquello que fue recorrido, que fue desmembrado de un todo fantástico… de un todo que combina esencias y ansias, que se muestra prejuicioso de mí con vos, de vos con este arrebatamiento de impaciencia y de desidia. Busco apesadumbrado las huellas de ese todo. Todo que no es nada, que es nada para el todo y todo para mi… para mí que soy nada. Sin vos en mis juegos, sin vos en mis besos, sin vos en mis tormentos. En esos que la oscuridad teme, en esos que electrifican el alma que corre sin volar, que abraza sin tocar y que alerta a todos que aquel todo ya no es nada, ya no es de ellos. Ellos buscan en un índice de cronológica agonía el próximo capítulo desolador. Ellos miran sus manos envejecer solitarias. Tendidas con broches de madera hinchada y rancia en largas sogas de peces temblando sin agua, sin aire. Ellos saben que se pertenecen, que nada puede cambiar eso del todo, de su todo. Entonces el instinto se convierte en menguada claudicación. En tronos de amor soberano, despóticos de miradas cautivas y cabellos flotando en vientos imperecederos de ardientes pasiones. La angustia la invade, la toma por sorpresa en sus expresiones distantes y desinteresadas, que como tales no tienen respuestas… no encuentran la salida del río bravío, de la magma férvida que invade su  cuerpo de mariposa. Él conoce esa idea, la vive junto con ella. Se transporta a sus alas y disfruta el vaivén de sus labios, que hacen juego con su pelo y sus ojazos. Herido de muerte sostiene aquella sombra sublime para retenerla. Y ante el tropezón prefiere quemar sus rodillas a soltarla y perderla. Ellos permiten el tiempo y el deseo, ellos reciben los vapores de la resurrección y esperan vanidosos los sollozos del rose olvidado de sus risas, de sus abrazos. Así van, juntos sin saberlo. Sus destinos se cobijan para un invierno venidero… que espera impaciente llenar las tazas de café y sentir sus piernas arroparse en una minimalista caricia de amor desconsolado.   

sábado, diciembre 22, 2012

SILENCIO

Eso que es lo más difícil de contar. Eso que ocupa un lugar en el no lugar… lo más difícil de explicar, de entender. Verdad de perogrullo: no estamos acostumbrados a hablar con silencios, debemos decir con palabras; o quizás mejor y creo que así lo diría Pero Grullo: cuando no estamos en silencio, es porque estamos hablando. Y así es como decimos sin decir… así es como nunca podríamos poder hablarle a Funes (que recordaría cada una de nuestras banalidades), así es como tus palabras chocan contra las mías sin poder tocarse, sin poder mirarse. Las palabras ocupan todo el espacio, todo el medio. Somos seres de palabras. El silencio se volvió costosamente sostenible… y nadie se pregunta cómo alguien puede entender tus palabras sin poder entender tus silencios. Ya nadie se da cuenta que las palabras perderían sentido, si el silencio no fuera percibido como peligroso. Es entonces ese tiempo ofuscante, aburrido… que hay que tratar de evitar. Pero no puedo evitar mirarte… hablándote con los ojos, con alguna mueca, con algún suspiro. No puedo evitar la comisura de tus labios, esos que no necesitan palabras, esos que quieren que en algún momento escampe y ponen el no lugar en juego con miles de palabras… con razones y silogismos, con tambores y largas espadas. Pero saben entre ellos, sólo entre ellos que el tiempo del silencio ha llegado. Saben del secreto y el misterio. Saben del destino y la asimetría. Se sienten más cómodos. Pueden descansar de movimientos, pueden relajar las sonrisas forzadas y el constante llanto inexplicable. Ese que como el silencio esta siempre, en la eventualidad, que queremos creer no entender… pero que sabemos necesario en la tristeza, que sabemos necesario en la costumbre. Ellos hace tiempo se dieron cuenta que las palabras son finitas, se agotan y nos dejan sin poder decir, sin poder contar. Los silencios por el contrario son inacabables… siempre distintos. Un silencio con mi mano en tu cara, nunca será el mismo cuando mi mano este en tu cintura. Mi silencio nunca chocará con tus palabras, sino que ávido de amor las recibirá para atenuarlas, comprenderlas… cuidarlas. Tu silencio nunca colisionará con el mío, pues ellos no ambicionan el lugar… ellos no tienen nada que perder (ni que ganar). Sólo quieren ser tenidos en cuenta, salir de su invisibilidad, salir de su destierro. Ellos quieren mostrar su utilidad. Dar un nuevo valor a la comprensión, a la imaginación y al tiempo de realización. Entonces pensemos en el sonido del silencio, en la palabra no dicha, en la percepción de lo otro… eso que tus ojos me dicen cuando no me miran, pero tus manos espían de reojo. El silencio es dejar de escuchar con los oídos, es dejar de tocar con las manos, es dejar de ver con los ojos. El silencio es sentir que alguien te mira cuando estas de espalda, es sentir que alguien está hablando de vos en algún lugar, es sentir el escalofrío de una sonrisa. Es percibir lo que nos rodea que descartamos y olvidamos. Es saber que me gustas así… sabiéndote a medias y que en nuestros no lugares y olvidos, somos implacablemente silenciosos. 


lunes, julio 02, 2012

Suspirando[le]

Quería contarle que sus ojos se encharcan con cada palabra absurdamente disonante. Porque aun no entiende. Quizás no deba. En realidad no entiende que nada debe entender. Y yo la miro profundamente en busca de su alegría, su sonrisa… allí están, no tan en lo profundo, pues buscan incansablemente salir a la superficie. Tironeo, peleo, flaqueo, pierdo y vuelvo a intentar. Ella me abruma… su fortaleza fastidiaría a cualquiera. Entonces en un vaivén de palabras, sostengo su mano, y su perfume me detiene el pensamiento… que sólo quiere contemplarla, ni recapacitar ni nada. Riendo. Mirar. Verla reír. Gustosa de que me guste estar con ella. Perspicaz con sus movimientos, sus roces. Por momentos su mente se aclara, sabe que debe continuar. Por momentos extraña lo inexplicablemente perdido. Siempre lo va a extrañar. Pero debe fosilizarlo en su corazón, para entender que hay personas que nunca vamos a olvidar. Aun así, sabiéndolo, hace un esfuerzo en el llanto, en la melancolía, por recordar olores, sensaciones… entonces vuelve a ponerse de pie y se dice “todo debe continuar”. Sólo hay un camino, y sólo tiene un sentido, no hay contramanos, no hay desvíos. Sólo hacia adelante. Y adelante no hay olvido. La vida y el olvido no son excluyentes. Hacia delante camina tambaleándose, enjuagándose los ojos… recogiendo los trozos de un corazón que está cansado de estar dañado, pero que tiene un latido infinito, cálido… de ese amor que nadie comprende, que no tiene explicación (que sólo existe en seres puros, esos que usted llama ángeles). Entonces le estaba contando, que siempre va hacia adelante [admirablemente]. Y allí estoy yo, extendiéndole mi corazón para que lo apretuje, para que lo cuide. Allí mis pestañas se encuentran sinceras de par a par. Intermitente entonces se acerca. Es lindo tenerla cerca. Intermitente como un colibrí, sus risas se pierden en llantos y sus sollozos se vuelven sonrisas. Así será por un tiempo. Ella lo sabe. Comprende mejor que nadie, sabe más que usted y que yo. Pero no quiero olvidar nada de ella. Quería contarle que sus ojos están en composé con sus manos, y su pelo combina especialmente con su boca. Me asfixio cuando me mira, es perturbador… me distraigo y evito lo inevitable. Perpetuo suspiro en mi interior… y entiendo que mi yo está en su tu y mi de mí ya no soy. Porque me abrazo a su cintura para olvidar el tiempo y la historia. Para olvidar mí nombre que tartamudea ingenuo y sólo piensa en pensarla. Ya no me pertenezco, es comprensible. Usted me entendería si la viera. Entonces no podría hablar más con usted y contarle, pues usted ya no sería usted, sería como yo… que ya soy de ella.         

miércoles, agosto 25, 2010

Entre(ella)

Sus manos tienen el tiempo cabal de sublime perennidad. Altiva sonríe de pie en sus recuerdos que la atormentan y solo tanteo sus pasos para mirarla en su nube de perspicacia aglutinadora de feroz sabiduría. Incipiente sus ojos ignorantes de maldad entienden que el tiempo no pasa y sus ataduras incoadas en falsos vocablos de materialidad cohíben su beldad de cadenciosa calidez. Y así ella desenfrenadamente asfixia mis manos que sostienen temerosas un corazón de lentos latidos, de un flemático parpadear… que difícilmente podrá sostenerse en el tiempo, su tiempo de ella… ese que no pasa, ese que sus manos fibrosas de amor tienen, sostienen, mantienen… esparcen en su vida atenazada de tristeza por oídos que no hablan, por palabras silenciosas y amabilidades grotescas. La suspicacia de sus esquivas interpretaciones hacen hincapié en momentos de héroes, como Héctor o aquellos de Esquilo y Eurípides… su amor shakesperiano contrasta enérgicamente con aquel que puede ser su tiempo troyano de Apolo y me tienta irremediablemente a besarla, y apretujar mi corazón que lejos del pecho siente el decapitamiento de mis manos incisivas y cuidadosas que cartesianamente mantienen un estudio escarlata de su amor y su locura. Guardo silencio en un rincón y la escucho vociferar estruendosas quejas por las cuales vive y no dejaría vivir… incapaces ellas de salir de su boca de pétalos y estrellarse de una vez contra la verdad mentirosa de un amor enterrado pero vivo, suplicado y vilmente echado, tachado, cuestionado. Así la quiero, como es, con sus implacables miradas de verdugo terror y sus vueltas ardientes de contencioso libertinaje condicionado. Sus costumbres ya en desuso, sus pasiones pasadas revividas incesantemente, sus llantos de lágrimas que no caen, que se desaguan y se evaporan gaseosas al infinito de una angustia alegremente dilucidada. Así sostengo mi mirada impaciente para que me ame, y cuide de mi piel ruinosa ya de amores usuales y soslayantes de fantasías y sueños que cansan, que agotan el alma… que desvanecen celajes lechuzones y nos envían de un momento a otro a ese lugar de añoranza, a ese sitio de eminente apasionamiento. Ese lugar que encuentro entre tu olor y tu cintura, entre aquello que pensas y eso que nunca decís. Vos que sin voz me llenas el cuerpo de electricidad y entiendo en un santiamén que tu tú será lo que tus manos dejen ser en aquel tiempo interminable que sabe claramente que mi yo, solo cavila no en el contigo… menos aun en el conmigo, sino solo en el nosotros. Y así voy respirando y pensando para que al fin tu pánico no sea por perder lo que amas y sea por no poder amar incansablemente lo que sabes que vas a perder… y por eso he de amarte fatigosamente, para entender que tu pánico será mi miedo y estrechar nuestras manos sudorosas cuando el aire no se escabulla a los pulmones.

viernes, mayo 21, 2010


.todo idealismo frente a la necesidad es un engaño.

viernes, enero 29, 2010

jueves, enero 14, 2010

Mio de mi

Trato de determinar mi persona, mi imaginario, mi subjetividad. Busco los detalles. Intento entenderme. Ahorro para algo y pierdo lo incompleto. De repente me doy cuenta que odio la yerba perdida en el azúcar, que me encanta leer las cajas de dentífrico o las precauciones de los desodorantes. Suelo llorar con “un lugar llamado Nothing Hill” o con “Runaway bride”, me pesa no saber de etimología pero mucho más de epistemología y me encantan los libros de tapa dura. Amo dormir y me encanta disfrutar de la mañana. Tengo que desayunar en abundancia y seria increíble charlar con un filólogo cada atardecer. Trato de pensar qué forma mi persona y suelo creer que vos tenes que ser parte de ella. Pienso, camino sobre huellas, aparto la mirada de la primera persona y suelo volver a equivocarme en las mismas cosas. Soy extremadamente melancólico y novelescamente apasionado. Sigo ahorrando, y sigo incompleto. Atisbo miradas prejuzgadoras para volverlas parte de mi y creerme en contra del sistema. Creo en el desarrollo sustentable y me encantaría cuidar la ecología mucho más. Definitivamente mi mujer debe ser alta, lo supe siempre, lo supe por vos. Las lecturas deberían ser en voz alta, pero en silencio. El tiempo debería valer más y vos tendrías que estar al lado mío. Prefiero a Homero antes que a Hesíodo y cada día me vuelvo más socialista. No te conozco en persona pero ya te di mi alma. Impaciente suspiro las noches calurosas para esperar tu regreso y creo de mi que tuyo yo puedo ser para siempre. Ya lo sabremos. Quizás ya lo soy. El texto se queda quieto, espera ser leído, no tiene un límite de tiempo, es superior a nosotros… eso me gusta. Tengo mucho que aprender; quiero ser mas una novela que un cuento, y poder esperarte, sentir tus manos, tu mirada, tu voz tenue buscando concentración. Es mejor ser un John Knox que un Alcibíades, pero antes mejor ser un Pericles. Me encanta la buena música pero me cuesta mucho reconocerla. Defiendo la libertad, pero sobre todo el pensamiento. Y te prefiero rubia, nunca te lo dije, pero me encantan las rubias. La inteligencia me cautiva pero prefiero las buenas ideas. Y así voy, yendo sin rumbo, sin saber y buscando saber. Temeroso de tu opinión y gustoso de no conocerla. Sigo barroco y complicado. Y elijo antes de decir azul decir azulino.

domingo, noviembre 08, 2009



Billet Doux

Ayer he recibido una carta sobremanera.
Dice que “lo peor es la intolerable, la continua”. Y es para llorar, porque nos queremos, pero ahora se ve que el amor iba adelante, con las manos gentilmente
para ocultar la hueca suma de nuestros pronombres.
En un papel demasiado.
En fin, en fin.
Tendré que contestarte, dulcísima penumbra, y decirte: Buenos Aires, cuatro de noviembre de mil novecientos cincuenta. Así es el tiempo, la muesca de la luna presa en los almanaques, cuatro de.
Y se necesitaba tan poco para organizar el día en su justo paso, la flor en su exacto linde, el encuentro en la precisa.
Ahora bien, lo que se necesitaba.
Sigue a la vuelta, como una moneda, una alfombra, un irse.
(No se culpe a nadie de mi vida).

domingo, octubre 18, 2009

A veces creo que ya olvide todo...

...y todo vuelve a mí desmantelándome.
A veces recuerdo su gusto,
y tiemblo desconsoladamente.

Hoy deseche el primer regalo...
...pues gratamente no hubiese sido aceptado.
Me aterra pensar que mis manos,

echaran a la basura ese diecisiete de cada año.

lunes, septiembre 07, 2009

CORAZÓN CORAZA

Porque te tengo y no

porque te pienso

porque la noche está de ojos abiertos

porque la noche pasa y digo amor

porque has venido a recoger tu imagen

y eres mejor que todas tus imágenes

porque eres linda desde el pie hasta el alma

porque eres buena desde el alma a mí

porque te escondes dulce en el orgullo

pequeña y dulce

corazón coraza

porque eres mía

porque no eres mía

porque te miro y muero

y peor que muero

si no te miro amor

si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera

pero existes mejor donde te quiero

porque tu boca es sangre

y tienes frío

tengo que amarte amor

tengo que amarte

aunque esta herida duela como dos

aunque te busque y no te encuentre

y aunque

la noche pase y yo te tenga

y no.

...lo séptimo a vos

Paseo mis manos por los bordes, trato de andar recto. Pero nada alcanza. Saturo mi alma con su nombre, con su D inicial con su LA final. Pienso que está demasiado lejos ya. Demasiado. Tan. Ahora busco en los pasillos, las escaleras, aquel hueco de amor. Ya ni su sombra asoma. Tristemente.

viernes, julio 17, 2009



- PABLO -

martes, febrero 24, 2009

EVITAR

Tantas cosas guardadas, tantas cosas que decir… tan poco con que expresarlas. Palabras. Tantas ideas de vos. Y ya no recuerdo tu cara. Tu risa. Tantos miedos embaucados, tantas dudas enterradas. Tanto tiempo y tan poco a la vez. Un juego sucio que tanto jugué. Un amor de esos incomprensibles, eternos… bellísimos. Una rueda cuadrada que me dice basta… detente. Pisos asfalticos como interminables mares de sueños. Pecados concebidos… declarados, aceptados. No quiero verte. Quiero evitar la sonroja. Quiero evitar el calor… las manos frías, el pulso rápido y fuerte, la voz temblorosa, las miradas esquivas. Quiero evitarte. Rozame para recordar la desdicha de este todo que fue nada, de este todo empeñado por la paz de mi corazón. Ahora me asusta… me puede, me saca todo. Ahora seguís siendo vos la que me parte en. La que se mete en mi cabeza y destruye todo recuerdo de mi. La que. Suspiro hondo, susurro bajo y culmino claudicando aquello que tantas sonrisas me regalo.

martes, noviembre 11, 2008

LAS MENTIRAS VERDADERAS

(…) Cómo y por qué nacen las historias. No digo cómo y por qué se escriben –aunque Belisario sea un escritor–, pues la literatura sólo es una provincia de ese vasto quehacer –inventar historias– presente en todas las culturas, incluidas aquellas que desconocen la escritura.
Como para las sociedades, para el individuo es también una actividad primordial, una necesidad de la existencia, una manera de sobrellevar la vida. ¿Por qué necesita el hombre contar y cantarse historias? Quizá porque, como la Mamaé, así lucha contra la muerte y los fracasos, adquiere cierta ilusión de permanencia y de desagravio. Es una manera de recuperar, dentro de un sistema que la memoria estructura con ayuda de la fantasía, ese pasado que, cuando era experiencia vivida, tenía el semblante del caos. El cuento, la ficción, gozan de aquello que la vida vivida –en su vertiginosa complejidad e imprevisibilidad– siempre carece: un orden, una coherencia, una perspectiva, un tiempo cerrado que permite determinar la jerarquía de las cosas y de los hechos, el valor de las personas, los efectos y las causas, los vínculos entre las acciones. Para conocer lo que somos, como individuos y como pueblos, no tenemos otro recurso que salir de nosotros mismos y, ayudados por la memoria y la imaginación, proyectarnos en esas ficciones que hacen de lo que somos algo paradójicamente semejante y distinto de nosotros. La ficción es el hombre completo, en su verdad y en su mentira confundidas.
Las historias son rara vez fieles a aquello que aparentan historiar, por lo menos en su sentido cuantitativo: la palabra, dicha o escrita, es una realidad en sí misma que trastoca aquello que supuestamente transmite, y la memoria es tramposa, selectiva, parcial. Sus vacíos, por lo general deliberados, los rellena la imaginación: no hay historias sin elementos añadidos. Éstos no son jamás gratuitos, casuales; se hallan gobernados por esa extraña fuerza que no es la lógica de la razón sino la de la oscura sinrazón. Inventar no es, a menudo, otra cosa que tomarse ciertos desquites contra la vida que nos cuesta vivir, perfeccionándola o envileciéndola de acuerdo a nuestros apetitos o a nuestro rencor; es rehacer la experiencia, rectificar la historia real en la dirección que nuestros deseos frustrados, nuestros sueños rotos, nuestra alegría o nuestra cólera reclaman. En este sentido, ese arte de mentir que es el del cuento es, también, asombrosamente, el de comunicar una recóndita verdad humana. En su indiscernible mezcla de cosas ciertas y fraguadas, de experiencias vividas e imaginarias, el cuento es una de las escasas formas –quizás la única– capaz de expresar esa unidad que es el hombre que vive y el que sueña, el de la realidad y el de los deseos.
"El criterio de la verdad es haberla fabricado", escribió Giambattista Vico, quien sostuvo, en una época de gran beatería científica, que el hombre sólo era capaz de conocer realmente aquello que él mismo producía. Es decir, no la Naturaleza sino la Historia (la otra, aquella con mayúscula). ¿Es cierto eso? No lo sé, pero su definición describe maravillosamente la verdad de las historias con minúscula, la verdad de la literatura. Esta verdad no reside en la semejanza o esclavitud de lo escrito o dicho –de lo inventado– a una realidad distinta, objetiva, superior, sino en sí misma, en su condición de cosa creada a partir de las verdades y mentiras que constituyen la ambigua totalidad humana. (…)

lunes, noviembre 03, 2008

VOS TUYA

Prefiero los ojos que extrañan, las sonrisas prohibidas, los tiempos de espera. Sueño con el reencuentro perfecto, sin posibilidades, sin motivos… inesperado. Las miradas lejanas sin palabras sin saludos. Los celos inventados… el paso apurado. Prefiero pensarte distante, curiosa, inestable. Sacudir los recuerdos, moverlos, inventarlos, juntarlos y cambiarlos. Combinar situaciones, momentos, días y noches. Prefiero verte en la otra vereda, acompañada, solitaria y hermosísima. Prefiero pensarme sin vos, y buscarte sin mí. Caminar corriendo a la casualidad de sentirte novelescamente. Tener un libreto, un dialogo, un final no tan feliz. Un final que no aburre, que perdura… que nos mantiene con algo bien adentro, imposible de arrancar, de terminar… algo para siempre, entre todo esto muy descartable. Entre vos y yo, que nunca fuimos… y que somos nada para siempre, para ser. Así lo prefiero, imaginable, perceptible… inentendible para mí, obvio para vos. Vos que preferís lo que es, lo que logramos… vos que preferís vivir sin morir, volumen sin ruido, bailar en silencio. Vos que preferís el mí sin mí mismo, con vos tuya… con ellos solos. Preferimos lo mismo pero distinto, mudamos los aires, no conseguimos irnos… alejarnos, nos pisamos orgullosamente las manos que sostenían lo imposible, lo arrugado de aquel amor inexplicable. Olvidemos lo ocurrido, preferimos lo mismo. Olvidemos lo sucedido, preferimos preferentemente. Olvidemos el pasado, y prefiramos el presente. El tiempo que nos sucede, que nos empuja, que nos olvida… vengativo de mi risa… inmodesto de tu sonrisa. Sucederá lo que prefiero, lo impostergable, lo que ya viene sin relámpagos sin sonidos… conmigo contigo. Y allí estaré esperando sentado con un libro… jugando a morir por vos, para siempre.

miércoles, septiembre 10, 2008

Ya tú

Paso mi mano por tu letra para recordar tu risa
Abro el cuaderno de los besos para recordar tu boca
Leo mi ardiente paciencia para cambiar nuestra historia
Recuerdo lo recordable para recordar lo irremediable

Piedad amor
Descansa corazón
Olvida ya tú
Desolada imposibilidad

Ansió tus manos con rayones, con chicles
Pierdo mi tiempo melancólico con pasadas carcajadas
Me recuesto en tu mirada para acostarme con vos
Recuerdo tus enojos para saborear tu cintura

Piedad amor
Descansa corazón
Olvida ya tú
Desolada imposibilidad

Renuncio a lo irrenunciable, a vos... conmigo
Aturdo mis parpados para contener el llanto
Refugio mi alma en otros cuerpos, en otras piernas
Recuerdo tu calma para besarme, para enloquecerme.

jueves, septiembre 04, 2008

Ella. Sebastiana. Una intriga.

martes, agosto 19, 2008

Pasame, palpame
Amame
Filtrarte, infiltrarte
Amarte
Patoteame, pateame
Entendeme
Leerte, sumarte
Mirarte

viernes, agosto 01, 2008

Como si.

Apelo a la paciencia, quizás vuelva a verte. Por momentos amarro mis manos para no buscarte. Por momentos no aguantan los nudos. Así apelo al bienestar, a eso que vos no me das. Desaparezco para amar. Antídoto con puro veneno de tóxica salud. Acá te imagino... mirándome, llamándome, enloqueciéndome. Pasible de plausible paciencia me siento a contemplarte en mí. Acá, conmigo. Y te borro, velozmente me alzo en mis piernas débiles, en nuestros corazones orgullosos, y escalo el precipicio para llegar al fondo. Y vos que seguís ahí. Inmutable. Como si. Retumbo en tu cabeza. Como no. Entonces. Soplo tus hombros, desnudos. Y pienso profundamente, todo el tiempo, y el todo no me alcanza y uso más, y el más se minoriza, se escapa y nada me vuelve a alcanzar. Y en la nada me quedo. Pero pensando. Profundamente. ¿Y qué hago? Nada. Perfecto accionar de omisiones omisibles. Creo volverme loco, delirar, desvariar, extraviarme en mundos sin vos, en caminos minados, en volcanes de nieve. Sostengo mi cabeza con mis cansadas manos y creo entender. Creo que hace tiempo entendí. Apelo a vos, para sacarte de mi vida por fin.

martes, julio 15, 2008

MI LU

mi lubidulia
mi golocidalove
mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea
y me nirvana el suyo la crucis los desalmes
con sus melimeleos
sus erpsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y gormullos
mi lu
mi luar
mi mito
demonoave dea rosa
mi pez hada
mi luvisita nimia
mi lubísnea
mi lu más lar
más lampo
mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio
mi lubella lusola
mi total lu plevida
mi toda lu
lumía

lunes, mayo 26, 2008

AMARLE /4

Hemisféricamente creo que todos nos cansamos en algún momento, de algo… de todo. Nos volvemos fugaces, inestables, impredecibles. O quizás solo sea yo. Lo supongo así o de la otra manera. Lo quiero como ustedes lo quieren. El sueño esta cansado que lo despierte y no recordar qué soñaba. La vida esta cansada que la desperdicien y crean que es distinta a la muerte. El amor esta harto de lo convencional, de las flores y los bombones. Los libros no quieren que los terminen, así no son olvidados. La boca ya no quiere que la miren, sólo que la besen. Las nubes están cansadas de correr con el viento y no disfrutar del arco iris. Tus ojos están aburridos que no los entiendan y se descargan con las lágrimas, que están fastidiadas que las escondan. Las manos ya no quieren a los guantes y sostener esa cartera, prefieren las caricias y el jabón de aloe vera. El té odia a la leche y el café esta atestado de amargura. A tus piernas les encanta que las toquen vestidas, con desaplomo y seriedad; y odian con locura la soledad. El sol ya no quiere mas eclipses y el mar se aburrió de las olas. Los holas se cansaron de los buenos días, y los días de los medios días. Todos nos cansamos de algo, y nos encanta otro algo. A veces eso mismo que adoramos es aquello que detestamos, o detestamos aquello que nos cansamos de adorar. De todas formas creemos y somos optimistas. O no. No lo sé. De vez en cuando me canso de vos, rotundamente... profundamente; pero entiendo al instante que me trastornas, me fascinas y en ese instante te detesto un poco más. Sabes que esto es para vos, lo fue desde un principio y lo será hasta que no exista más. Quizás ya no tenga sentido, es lo más posible… entonces aprendiste a odiarme… te cansaste. Yo creo que al revés me canse de hostigarte y un poco más pasivo intento dejar de amarte.

jueves, mayo 22, 2008

SIN (más) /2

Tuyo de vos mío…ido de vos, tuyo. Soluble concreto de piezas armables. De corazones penables, de almas con sombra. Tuyo. Vos mía, de él. Más mía que de él, lo sé. Arribo arriba el bajo escalón que subo. Debajo bajo el beso altivo distante, deseado. Deseo desearte amándote extraña silueta de grandes pestañas que extraño. Rebano en vano el mío orgullo, de vos tu me ignoras. Café letárgico, sin vos. Sin café sin fe, que tuyo me quedo, mío el tuyo, que tuyo me voy. Mía como tuyo, no huyo… corazón cobarde, escarlata de lata llorando la mía, que tuyo amor sin figura. Que mío se pierde, lejano pasado de presente futuro. De flores rojas como pétalos de flores rosas, de verde tallo, te detallo ese talle que me enloquece, que me pierde perdido el instinto de bendito sexo. De bendito amor. Azar de largas mangas, de risas sonrientes… de vos conmigo sin nadie. Conmigo me quedo, soledad que me escucha, me quedo contigo. Me alejo de vos. Te pido la risa de mal humor. Te cambia la vida, impaciente respiras. Se pasa el tiempo a destiempo nos encontramos. Sabemos ignorante lo que todos presienten. Yo tuyo, tú yo mío, yo tú yo. Pero tuyo siempre, como una decisión divina. Dogmática, rotunda, ortodoxa, fidedigna. Pesado etéreo me vuelvo gateando, lastimado vuelo liviano por tus pensamientos. También te pienso, distinto imagino el destino sublime de tus piernas soberbias. Invierno de verano. De calor subterráneo, tiempo de distancia, tiempo de un abrazo. Un beso en la frente, en tu clavícula que me encanta. En tu pelo que provoca, en la cola de sirena… aturdido no escucho el silencio que grita ese grito callado, ese piano sin cuerdas. Te cambio mi vida que es tuya, de vos que sos mía. Lo concreto soluble, lo armable en piezas. Las penas corazonadas, y esa sombra desalmada. Me dice continuamente que te hable, que te diga… con confiese insolente, impertinente… este amor que me agobia, que me aplaca, que me rompe, explota, atonta… este amor que no se conoce, que no se sabe… que se mira y te ve. Que te dice al oído, bien cerquita, susurrando: “vos mi amor, yo tu culpa… vos mi muerte, yo tu vida”.

SOMBRAS DE PALMERAS

lunes, mayo 05, 2008

...lo sexto a vos.

Me aproximo a vos invisible; acérquense lo más que puedan, miren por encima de los hombros. Un beso. Pero no me ves.
Hoy que es tu día, ¿tu cumpleaños? Ayer, en realidad. Hoy que es distinto. Detenerse lo suficientemente cerca. Cerca lo demasiado. Besarte no besarte.
Arrogancia pura de instintos demoledores. Te extraño. Suplico lo más.
Asisto perenne al salto crucial. Grito.
Es para llorar. En fin de cuentas siempre haces lo que queres. Lloró entonces.
En fin un principio. Arrollador.
Nos queremos, eso lo.
No me ves y estoy tan cerca. Casi rozándote. Rozándote. Tocándote.
¿Y tu cumpleaños? ¿Qué paso con eso? Me olvido.
Arruino, aquello. Es lo suficiente. Arto de mí sin vos. Dormido.
Recojo tu seudónimo, y descubro. Hacia mí ojos desorbitados de bocas feroces.
Hacia ti, el biombo del retrato. Descubro mi amor de altos.
Un trece de. El cielo despejado, tu rostro deslumbrante, tu amor no te interesa.
Cariño por seguridad. Un piso firme. Lo elástico no te sirve.
El fénix de las cenizas. El humo del cigarrillo. La espuma de un soberbio.
Tan poco hago para tenerte, y me arrepiento con el ahogo.
Tan largas se vuelven tus piernas, que me arremeten con sus botas.
Reniego por la tortuga y me alegro por no tenerte. Me vuelvo.
Vuelvo para buscarte, porque la verdad no me alegro de no tenerte.
Me miento. Me convenzo. Idiota, me silban. Catorce de.
Y así hasta el diecisiete de octubre. Cualquier año.
No me culpen, no culpen a nadie. Fue una equivocación. Volverá a pasar.
Insisto. Es que me encanta. Aunque no la vea.
Entonces me alejo, invisible. Y ya no miran entre los hombros. Se marchan.
Se rompe la ronda. Se cierra el telón.
Y el beso se vuelve realidad.

lunes, abril 28, 2008

SIN (más) /1

Fatalmente no sé que sucedió. Quizás forzosamente de una manera sutil se alejo. Quizás yo no este hecho para el amor. Para su amor. Pues ella ya tiene a su amor. Una mueca de oscuridad fue su mirada trastocada de movimientos agresivos. Subió a un taxi y se fue. Me martillo la cabeza para saber. Saber. Quién te separa las articulaciones cuando te mira, quién te deja zumbando el corazón cuando te abraza, quién te arrastra hasta una nube de cuatro pisos, con ascensor y escaleras. Quería caminar, hasta mi casa…entender. O llegar más lejos, a la nube. Caminar. Pensar. Entender. Me dejó impactado, desorbitado, irrisorio, invisible…eso me dejo invisible. Supuse mil cosas, supongo mil cosas. Escribo. Me lo saco de adentro. Pero qué. Qué hay adentro. Quiero odiarla… ¿eso? No lo sé. Suspiro, respiro… hondo. No me enojo… o si. Y cuando menos me lo espero, me da un beso… esos besos que te hacen olvidar donde estas parado, que detienen la traslación y la rotación, que subsumen los polos y te dejan con un escalofrío que guardas en un bolsillo con pelusa, para que ese beso no te robe el alma. Será esta noche, será lo mejor… pero no fue una buena noche. No me dijo nada. Balbuceaba, susurraba, me pregunto algo… me dijo otra cosa que no escuche bien y con los dientes apretados giró. Orgullosamente me fui, con las manos tanteando como un ciego. Mirando con diez ojos y buscando un consuelo. Algo me quema, arde, me asfixia, busco desesperado aire fresco. Camino. Pienso. No entiendo. Soy detestablemente enamoradizo, y odiosamente novelesco. Tal vez me sea más fácil pensar que no tenía ganas de verme, hablarme, acercarse. Y entonces todo tiene coherencia. Su perspicacia entonces engaño a mis sentidos. Me duermo en una silla y parado la estoy mirando, me sostiene para que no me caiga y despierto aturdido por el portazo del taxi. La llevo a su casa. Me bajo, abro la puerta y la oscuridad me acerca su perfume. Rezumba una mosca y despierto en la silla, recordando el sueño en que la pensaba claramente y pierdo el hilo de lo que escribo. Pues su fastidio es mi respuesta, sin yo haber hecho la pregunta. Y no dejo de pensar en ella.

sábado, abril 26, 2008

¡CUANDO EL ARTE ATACA!

domingo, abril 20, 2008

FICCIONES /2



Para escribir no se necesitan muchas cosas… más que ganas de hacerlo y tener algo para decir. Quizás algún que otro conocimiento. O tal vez abarcar mucho para aprehender poco. Pero todo sirve para escribir. Para que quede lindo. Saber que si ves una estrella fugaz tenés que pedir un deseo. Que los sueños se cumplen si los contas en ayunas. Que la pierna tiene tres huesos, y uno de esos es el fémur. Que los hombres “son todos iguales”, pero que a ellas le gusta el más parecido a todos. Que el vino blanco se toma comiendo carnes blancas y que fumar hace mal a la salud. Que el romanticismo no es cursilerismo y que el doble sentido nos vuelve histéricos. Que la mayéutica es de Sócrates, la dialéctica de Platón y la retórica de Aristóteles. Saber que evitar pisar las líneas de las baldosas nos da buena suerte, así como levantar los pies cuando cruzamos las vías del tren. Conocer tus límites, tus reglas... y saber que no existen, aprender a romperlas. Que hay sinónimos que no hay que usar y personas que no hay que olvidar. Que "cuarto de libra" es una hamburguesa y que el amor es eterno. Que un tumbero no es lo mismo que un punga, y que un piquetero no es lo mismo que un montonero. Saber que los silencios no se tienen que dejar solos y que una foto o un espejo no muestra lo que somos. Que la vida es filosofía, sociología y música. Que Silvina Ocampo se caso con Adolfo Bioy Casares y que Borges nunca gano el premio Nobel. Estar al tanto que el brindis se hace mirándose a los ojos y que un agnóstico no es lo mismo que un ateo. Que por más madrugar no se amanece más temprano. Que Claro es CTI y que “sol” puede ser una nota musical o una estrella. Saber que Serrat es catalán y los Beatles de Liverpool. Que una caricia o una mirada dicen más que mil palabras y que las ganas que se reprimen generan dolores de cabeza. Saber que masturbarse no forma acné y que el chocolate negro tiene menos calorías que el chocolate blanco. Saber que todos en algún momento corren de la oscuridad y que los borrachos y los niños nunca mienten. Conocer que es el desarrollo sustentable y que MSN no es lo mismo que SMS. Que Scarlett Johansson actúa siempre con Woody Allen, y que es una diosa total. Saber que el adverbio modifica directamente al verbo y que una onomatopeya no es lo mismo que una interjección. Saber un poco de aquello, otro poco de esto y mucho de vos. Combinar palabras como perdón, don y cordón. Saber que la rubia de ingeniería química te vuelve loco, y aceptarlo… tranquilamente. Todo sirve, aunque parezca que no. Y explicando esta banalidad... me doy cuenta que quiero estar con vos. No sé si es lindo… pero es algo. Como que uno más uno es dos, pero antes que un dos seamos uno más uno.