jueves, enero 14, 2010

Mio de mi

Trato de determinar mi persona, mi imaginario, mi subjetividad. Busco los detalles. Intento entenderme. Ahorro para algo y pierdo lo incompleto. De repente me doy cuenta que odio la yerba perdida en el azúcar, que me encanta leer las cajas de dentífrico o las precauciones de los desodorantes. Suelo llorar con “un lugar llamado Nothing Hill” o con “Runaway bride”, me pesa no saber de etimología pero mucho más de epistemología y me encantan los libros de tapa dura. Amo dormir y me encanta disfrutar de la mañana. Tengo que desayunar en abundancia y seria increíble charlar con un filólogo cada atardecer. Trato de pensar qué forma mi persona y suelo creer que vos tenes que ser parte de ella. Pienso, camino sobre huellas, aparto la mirada de la primera persona y suelo volver a equivocarme en las mismas cosas. Soy extremadamente melancólico y novelescamente apasionado. Sigo ahorrando, y sigo incompleto. Atisbo miradas prejuzgadoras para volverlas parte de mi y creerme en contra del sistema. Creo en el desarrollo sustentable y me encantaría cuidar la ecología mucho más. Definitivamente mi mujer debe ser alta, lo supe siempre, lo supe por vos. Las lecturas deberían ser en voz alta, pero en silencio. El tiempo debería valer más y vos tendrías que estar al lado mío. Prefiero a Homero antes que a Hesíodo y cada día me vuelvo más socialista. No te conozco en persona pero ya te di mi alma. Impaciente suspiro las noches calurosas para esperar tu regreso y creo de mi que tuyo yo puedo ser para siempre. Ya lo sabremos. Quizás ya lo soy. El texto se queda quieto, espera ser leído, no tiene un límite de tiempo, es superior a nosotros… eso me gusta. Tengo mucho que aprender; quiero ser mas una novela que un cuento, y poder esperarte, sentir tus manos, tu mirada, tu voz tenue buscando concentración. Es mejor ser un John Knox que un Alcibíades, pero antes mejor ser un Pericles. Me encanta la buena música pero me cuesta mucho reconocerla. Defiendo la libertad, pero sobre todo el pensamiento. Y te prefiero rubia, nunca te lo dije, pero me encantan las rubias. La inteligencia me cautiva pero prefiero las buenas ideas. Y así voy, yendo sin rumbo, sin saber y buscando saber. Temeroso de tu opinión y gustoso de no conocerla. Sigo barroco y complicado. Y elijo antes de decir azul decir azulino.