lunes, mayo 05, 2008

...lo sexto a vos.

Me aproximo a vos invisible; acérquense lo más que puedan, miren por encima de los hombros. Un beso. Pero no me ves.
Hoy que es tu día, ¿tu cumpleaños? Ayer, en realidad. Hoy que es distinto. Detenerse lo suficientemente cerca. Cerca lo demasiado. Besarte no besarte.
Arrogancia pura de instintos demoledores. Te extraño. Suplico lo más.
Asisto perenne al salto crucial. Grito.
Es para llorar. En fin de cuentas siempre haces lo que queres. Lloró entonces.
En fin un principio. Arrollador.
Nos queremos, eso lo.
No me ves y estoy tan cerca. Casi rozándote. Rozándote. Tocándote.
¿Y tu cumpleaños? ¿Qué paso con eso? Me olvido.
Arruino, aquello. Es lo suficiente. Arto de mí sin vos. Dormido.
Recojo tu seudónimo, y descubro. Hacia mí ojos desorbitados de bocas feroces.
Hacia ti, el biombo del retrato. Descubro mi amor de altos.
Un trece de. El cielo despejado, tu rostro deslumbrante, tu amor no te interesa.
Cariño por seguridad. Un piso firme. Lo elástico no te sirve.
El fénix de las cenizas. El humo del cigarrillo. La espuma de un soberbio.
Tan poco hago para tenerte, y me arrepiento con el ahogo.
Tan largas se vuelven tus piernas, que me arremeten con sus botas.
Reniego por la tortuga y me alegro por no tenerte. Me vuelvo.
Vuelvo para buscarte, porque la verdad no me alegro de no tenerte.
Me miento. Me convenzo. Idiota, me silban. Catorce de.
Y así hasta el diecisiete de octubre. Cualquier año.
No me culpen, no culpen a nadie. Fue una equivocación. Volverá a pasar.
Insisto. Es que me encanta. Aunque no la vea.
Entonces me alejo, invisible. Y ya no miran entre los hombros. Se marchan.
Se rompe la ronda. Se cierra el telón.
Y el beso se vuelve realidad.