lunes, mayo 26, 2008

AMARLE /4

Hemisféricamente creo que todos nos cansamos en algún momento, de algo… de todo. Nos volvemos fugaces, inestables, impredecibles. O quizás solo sea yo. Lo supongo así o de la otra manera. Lo quiero como ustedes lo quieren. El sueño esta cansado que lo despierte y no recordar qué soñaba. La vida esta cansada que la desperdicien y crean que es distinta a la muerte. El amor esta harto de lo convencional, de las flores y los bombones. Los libros no quieren que los terminen, así no son olvidados. La boca ya no quiere que la miren, sólo que la besen. Las nubes están cansadas de correr con el viento y no disfrutar del arco iris. Tus ojos están aburridos que no los entiendan y se descargan con las lágrimas, que están fastidiadas que las escondan. Las manos ya no quieren a los guantes y sostener esa cartera, prefieren las caricias y el jabón de aloe vera. El té odia a la leche y el café esta atestado de amargura. A tus piernas les encanta que las toquen vestidas, con desaplomo y seriedad; y odian con locura la soledad. El sol ya no quiere mas eclipses y el mar se aburrió de las olas. Los holas se cansaron de los buenos días, y los días de los medios días. Todos nos cansamos de algo, y nos encanta otro algo. A veces eso mismo que adoramos es aquello que detestamos, o detestamos aquello que nos cansamos de adorar. De todas formas creemos y somos optimistas. O no. No lo sé. De vez en cuando me canso de vos, rotundamente... profundamente; pero entiendo al instante que me trastornas, me fascinas y en ese instante te detesto un poco más. Sabes que esto es para vos, lo fue desde un principio y lo será hasta que no exista más. Quizás ya no tenga sentido, es lo más posible… entonces aprendiste a odiarme… te cansaste. Yo creo que al revés me canse de hostigarte y un poco más pasivo intento dejar de amarte.