martes, abril 08, 2008

AMATORIO /1


Estamos adoctrinados a creer que cuando una relación avanza, se achata, se aplasta, se vuelve lisa. Estamos consternados a cometer siempre los mismos errores. A sabernos vencer, a dejarnos domar. Ya no se cree en la locura amatoria. Y la persona que me vuelve loca el alma, o mejor dicho me la volvía loca, la persona que me inquietaba la perspicacia, que me galopaba los latidos, que me consternaba con su silencio y me descubría entero sin conocerme, me dice sin ningún tipo de anestesia “así somos los seres humanos” y continúa dejándome derramar una lágrima “antes soñaba y ya no lloro por amor”. Entonces mi mente en blanco enfureció, se perpetuo en un pasado no lejano. Pero recupero el equilibrio al no pensarla como antes. Profesamos indefectiblemente un amor de recuerdos, de lástima, de respeto. ¿Imaginamos toda una vida así? Soslayamos los riesgos por una seguridad horrorosa, que en el fondo no queremos y que nos aburre recónditamente. Pero claro…somos seres humanos, y no podemos salirnos de lo convencional, lo cotidiano, lo seguro. Me resisto profundamente a aceptarlo. Lo viví. Todos en algún momento lo vivimos. Esas no ganas en el momento que más las necesitamos. Ese beso de saludo, y no de amor. Ese apego de desconocidos. Todos pasamos el momento de las peleas constantes. Advierto, que quizás necesarias. Pero allí, en ese momento el amor estará menguando, y cualquier esfuerzo llegara demasiado tarde. Sin hablar de orgullo y celos, dejémoslo de lado (por ahora). Pero no debe ser recurrente, no nos atasquemos, avancemos…no hagamos lo que hace cualquier ser humano. No repitamos “es inevitable cometer los mismos errores”, solo porque es más fácil que no cometerlos. No busquemos excusas para continuar un amor que ya no es amor. Porque se nos irán en ese vano esfuerzo, los verdaderos amores. Los que congelan la sangre en cada caricia, los que erizan la piel, y nos dan una taquicardia que nos hace zumbar los oídos y perder la fluidez del habla, los que nos dejan sin que decir y nos sacan el pulso sosteniendo su mano. Entonces cuando queramos volver el tiempo atrás, viviremos una verdadera derrota. Que solemnemente deberemos aceptar para seguir creyendo en el amor. Ese que no se rompe ni por la distancia, ni por la cercanía. Ese que perdura mas allá de una flor, mas allá de una mirada…ese que penetra el alma de nuestros ancestros y los vuelve un Capuleto o un Montesco, que envenena nuestra razón y nos hace llorar de alegría, con mirarlo, con mirarla. Ese que nos deja tontos con un susurro en el oído. Y nos basta una llamada para sonreír durante todo el día. Ese amor que no debe ser al principio, que no debe desaparecer con el tiempo, que no tenemos que abandonar en un cajón con los regalos de cada mes…de cada cumpleaños.
Pero me entristece taparle los oídos, los ojos…a mi corazón para que no sepa de quien esta enamorado, porque me niego a que sea un ser humano más.