jueves, febrero 21, 2008

BASTA, ES UN FINAL.



“Te garantizo que habrá tiempos malos. Y te garantizo que en algún punto uno de nosotros querrá estar fuera de esto. Pero, también te garantizo que si no te pido que seas mía, me arrepentiré el resto de mi vida. Porque se que en mi corazón, tu eres la única para mi.”

Tiemblo, conmutativo por saber que hay algo. Vos. Yo. Sostengo mi columna con tus breteles, con tus manos. Con tu locura, y tus ruidos.
Me olvido, de día de la luna, y también de vos. Quiero verte, pero no.
En tu orden en desorden, crees lo que ya no existe. Pensas distraída en lo que no debes y sostenes la mirada, con agua en tus labios dormidos, mientras no escuchas una palabra de lo que te están diciendo. Y distante llueve en tus ojos recostados en pensamientos de amor.
Y camino tras de ti, pensando en tu orgullo de mariposa. De aquella que teme morir, que teme salir del capullo, sumergido en rosas ya marchitas.
Ya no pienses en mí… ya no pensare en vos. Lo necesito. Te lo suplico. Mírame por última vez, seamos insignificantes para todos, seamos solo nosotros para solo nosotros.
Basta.
Basto. Grande, esto por vos. Completo. Inútil. Me quema, me arde… me asfixia. Quiero tirarlo. Cambiarlo, por caramelos… por un libro de amor, por un corazón de cartón. Como el tuyo. Como tu vulgaridad al tratar a tu corazón, mal educado en el amor.
Quiero partir mi cabeza, como me la partiste vos. Quiero que sepas, de mi boca… por mis dedos, por mi voz… en tu cabeza, en tu mente, en tu corazón… que me encantas tanto como me pensas. Te odio, inevitablemente por amor. Me odias por lo mismo, lo sabes.
Basta.
Harto. Conozco la solución. Me la dijeron. Me la pediste. Me la dijiste. Parece lo mejor.
Basta.